Jóvenes, tecnología y competencias digitales, ¿nativos o aprendices?
(Por Cecilia Nóbile, Asesora Tecno Pedagógica en Cilte) Numerosos autores han intentado comprender cómo las diferentes generaciones, particularmente los jóvenes, se vinculan con la tecnología. Así, surgieron categorías como “nativos digitales” (Prensky, 2001) o “Generación Net” (Tapscott, 1998) para describir a quienes crecieron con dispositivos digitales a su alrededor.
Sin embargo, aparecieron investigaciones que cuestionaban estas etiquetas: no todo joven tiene las mismas habilidades tecnológicas, y la alfabetización digital no depende únicamente del año de nacimiento (Gallardo, 2012; Escalante, 2015).
Hoy sabemos que el acceso a la tecnología —aunque importante— no garantiza un uso significativo, ético y seguro de la misma. Hablamos de las brechas digitales, no solo en términos de acceso, sino también de uso y calidad. Por ejemplo, muchas personas, especialmente mujeres y habitantes de zonas rurales, acceden menos a herramientas digitales o no cuentan con la capacitación necesaria para aprovecharlas plenamente (Agüero et al., 2020).
La Encuesta Kids Online Argentina 2025, elaborada por UNICEF en niños y adolescentes de zonas urbanas, nos brinda información clave y actual del uso de la tecnología y destaca la persistencia de brechas: el acceso a Internet en los hogares es prácticamente universal y el celular propio con conexión a Internet es la norma, no obstante, en hogares de nivel socioeconómico bajo, el acceso a computadoras para fines escolares se reduce considerablemente (solo 3 de cada 10 chicos tienen acceso, frente a 9 de cada 10 en hogares de mayor nivel socioeconómico).
Por otro lado, en el ámbito educativo, aunque los jóvenes usan de forma permanente el celular e Internet, lo hacen mayormente para entretenerse o comunicarse y poco para aprender. Además, la mayoría no evalúa críticamente las fuentes de información y no logra una integración óptima de la lectura, reflexión y colaboración utilizando las herramientas digitales a disposición (Gutiérrez et al., 2016; Ramírez-Mera y Tur, 2019).
Por ello, las instituciones educativas tienen el enorme desafío de acompañar el desarrollo de competencias digitales que preparen a sus estudiantes para desarrollarse en ámbitos totalmente transformados por la tecnología y así sortear estas dificultades.
¿Qué son las competencias digitales?
Guzmán y Marín (2011) sintetizan el concepto de competencia como la “capacidad de movilizar un conjunto de recursos cognitivos frente a situaciones problema” (p. 159). Es decir, dependiendo de la situación a resolver, se necesitarán diferentes conocimientos y habilidades para hacerlo, de allí la complejidad de su desarrollo. Por tanto, si pensamos un el mundo digital, encontramos definiciones como la siguiente:
Las Competencias Digitales son valores, creencias, conocimientos, capacidades y actitudes para utilizar adecuadamente las tecnologías, incluyendo tanto los ordenadores como los diferentes programas e Internet, que permiten y posibilitan la búsqueda, el acceso, la organización y la utilización de la información con el fin de construir conocimiento. (Gutiérrez, 2014, p. 50)
Resulta pertinente el enfoque de esta autora, quien destaca la importancia de construir conocimiento a partir de información que debe ser localizada, evaluada y seleccionada críticamente, siempre guiada por valores éticos. Esto nos lleva a pensar que estas competencias deben enseñarse, entrenarse y actualizarse durante toda la vida.
Refiriéndose específicamente a los estudiantes, Scott (2015) resalta que la juventud debe estar preparada para abordar situaciones complejas en un mundo incierto y buscar soluciones de manera colaborativa y creativa mediante la generación de ideas innovadoras y propuestas colectivas. Así, subraya la importancia del sistema educativo para generar los cambios necesarios, “Un plan de estudios dinámico del siglo XXI será aquel que enriquezca estas nuevas competencias y habilidades, a la vez que reafirme la importancia de las formas de alfabetización y las materias académicas básicas” (Scott, 2015, p. 10).
¿Y qué hacemos con la inteligencia artificial?
La irrupción de la inteligencia artificial generativa representa una transformación significativa en el panorama educativo contemporáneo. Estas herramientas permiten desde la redacción de textos hasta la programación, la resolución de problemas complejos y la creación de imágenes, audios o videos. Sin embargo, su uso también refuerza las desigualdades existentes: no todos los estudiantes saben cómo aprovechar estas tecnologías ni tienen la formación para usarlas de manera ética y reflexiva.
Según la encuesta de UNICEF mencionada, los adolescentes afirman poder manejar aspectos básicos de privacidad y redes sociales, como hacer perfiles privados o bloquear usuarios. Sin embargo, las habilidades de navegación informacional y pensamiento crítico son más débiles: apenas el 60% dice poder distinguir si un contenido en Internet es confiable, y solo el 59% identifica información falsa. Asimismo, el 76% conoce ChatGPT, el 58% ya lo utilizó y 2 de cada 3 lo usaron con fines escolares.
Estos datos evidencian que la IA ya está integrada en el ecosistema educativo informal de los adolescentes, aunque aún no se analizan del todo sus efectos pedagógicos, éticos o cognitivos.
La alfabetización digital hoy implica también comprender la IA: saber cómo funciona, qué sesgos puede tener, cómo verificar la información que produce y cómo utilizarla como apoyo y no como sustituto del pensamiento propio. La falta de estas habilidades puede derivar en un uso superficial o incluso en riesgos como la desinformación, la reproducción de estereotipos o la pérdida de autonomía intelectual.
Un desafío para la educación
Los datos más actuales nos muestran una tensión clave: aunque casi todos los jóvenes están conectados, no todos están igualmente preparados para navegar, aprovechar y protegerse en el entorno digital. La alfabetización digital crítica, tanto de los jóvenes como de padres y docentes es clave, ya que estudios recientes muestran que los estudiantes siguen teniendo dificultades para gestionar información en entornos digitales, seleccionar fuentes confiables y construir conocimiento propio.
En este contexto, resulta indispensable promover una alfabetización digital crítica, inclusiva y situada que, más allá de enseñar el uso técnico de la tecnología, fortalezca las capacidades para comprenderla, cuestionarla y transformarla en beneficio del aprendizaje y la participación ciudadana.
Referencias bibliográficas
- Adell, J., & Castañeda, L. (2010). Los entornos personales de aprendizaje (PLEs): una nueva manera de entender el aprendizaje. Universidad de Murcia.
- Agüero, A., Tarín, M., & Velasco, R. (2020). Inclusión digital y género en América Latina y el Caribe. Banco Interamericano de Desarrollo (BID). https://publications.iadb.org/
- Cabero-Almenara, J., & Ruiz-Palmero, J. (2018). Las brechas digitales: una revisión de la literatura desde una perspectiva integradora. Edutec. Revista Electrónica de Tecnología Educativa, (64), a442.
- Chávez, M., Hernández, A., & Velarde, J. (2020). Prácticas de lectura y búsqueda de información académica en estudiantes universitarios. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 22(2), 1–13.
- Dodel, M., & Brandino, G. (2021). Desigualdades digitales y desarrollo de competencias en Uruguay. UNESCO.
Escalante, R. (2015). El enfoque de los estudiantes universitarios hacia el aprendizaje y el uso de la tecnología. - Revista Iberoamericana de Educación Superior, 6(17), 63–81.
- Fernández-Cruz, F. J., & Fernández-Díaz, M. J. (2016). Generación Z: características y competencias digitales.
- Revista de Comunicación y Salud, 6(2), 353–376.
- Gallardo, E. (2012). Estudiantes digitales: más allá de los nativos digitales. Edutec. Revista Electrónica de Tecnología Educativa, (40), a221.
- Gisbert, M., & Esteve, F. (2011). Digital learners: la competencia digital de los estudiantes universitarios. La Cuestión Universitaria, (7), 48–59.
- Gisbert, M., & Esteve, F. (2011). Digital learners: la competencia digital de los estudiantes universitarios. La Cuestión Universitaria, (7), 48–59.
- Gutiérrez, A. (2014). Competencias digitales: implicaciones para el currículo, la enseñanza y el aprendizaje. Revista Comunicar, 42, 49–57.
- Gutiérrez, I., Serrano-Sánchez, J., & Prendes, M. P. (2016). Proyecto CAPPLE: Competencias y entorno personal de aprendizaje de estudiantes universitarios. Universidad de Murcia.
- Guzmán, C., & Marín, E. (2011). La competencia digital en la escuela: uso de las TIC y nuevas alfabetizaciones. Revista Latinoamericana de Tecnología Educativa, 10(2), 145–158.
- INDEC. (2022). Acceso y uso de tecnologías de la información y la comunicación. Instituto Nacional de Estadística y Censos. https://www.indec.gob.ar/
- ITU. (2021). Digital Trends in the Americas 2021. International Telecommunication Union. https://www.itu.int/
- Kids Online Argentina. (2025). Encuesta Kids Online Argentina 2025: Resultados principales. UNICEF Argentina y Voices! Research & Consulting.
- Manzanares, M. (2020). La Generación Z y su relación con las TIC: desafíos para el sistema educativo. Revista de Educación a Distancia, (63), 1–19.
- Margaryan, A., & Littlejohn, A. (2008). Are digital natives a myth or reality? Students’ use of technologies for learning. Computers & Education, 56(2), 429–440.
- Morduchowic, R. (2018). Los chicos y las pantallas: cómo viven y aprenden en el mundo digital. Fondo de Cultura Económica.
- Prensky, M. (2001). Digital Natives, Digital Immigrants. On the Horizon, 9(5), 1–6.
- Ramírez-Mera, A., & Tur, G. (2019). Entornos personales de aprendizaje en estudiantes universitarios mexicanos: estudio exploratorio. Edutec. Revista Electrónica de Tecnología Educativa, (69), a358.
- Scott, C. (2015). The Futures of Learning 2: What Kind of Learning for the 21st Century? UNESCO Education Research and Foresight.
- Tapscott, D. (1998). Growing up digital: The rise of the net generation. McGraw-Hill.
- White, D., & Le Cornu, A. (2010). Visitors and Residents: A new typology for online engagement. First Monday, 15(1). https://firstmonday.org/
* Cecilia Nóbile es Licenciada en Administración (UNLP), Magister en Tecnología Educativa Aplicada en Educación (UNLP) y Doctora en Tecnología Educativa (Universidad de Murcia). Se desempeña como Docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP. Es integrante del equipo Cilte y participa en diversos proyectos como asesora tecno-pedagógica. Le apasiona enseñar, investigar y aprender aplicando TIC.