TRANSFORMACIÓN DIGITAL EDUCATIVA PARA POTENCIAR PROCESOS FORMATIVOS

La necesidad de resolver las limitaciones y complejidades que plantearon los períodos de aislamiento durante la pandemia, llevó a las organizaciones a acelerar sus proyectos de transformación digital. 

Como consecuencia de ello se produjeron cambios sustanciales en los hábitos sociales, particularmente en la forma en la que nos comunicamos, interactuamos, nos informamos, y también en la que aprendemos ,  nos capacitamos, y cómo llevamos adelante esos procesos.

El sector educativo fue uno de los que más aprovechó la potencialidad de las diversas tecnologías disponibles, y gracias a eso, millones de estudiantes pudieron continuar con sus procesos educativos más allá de las dificultades que planteaba un contexto tan particular e impredecible como el vivido.

La creciente incorporación tecnológica favoreció el fortalecimiento de estrategias pedagógicas y didácticas que buscaban -en otras cosas- propiciar instancias educativas más estimulantes y acordes al nuevo contexto en el que los docentes debían facilitar y promover los aprendizajes  y  que le permitiera a los estudiantes desarrollar competencias y habilidades en torno a la construcción del conocimiento. 

Desde el portal eAprendizaje de la Junta de Andalucía (España) señalan que el concepto de Transformación Digital Educativa (TDE) incluye el conjunto de actuaciones orientadas a la mejora y modernización de los procesos, los procedimientos, los hábitos y comportamientos de las organizaciones educativas y de las personas que, haciendo uso de las tecnologías digitales, desarrollen su capacidad de hacer frente a los retos de la sociedad actual.

En este sentido, destacan que la TDE supone una contribución en el aprendizaje de competencias:

  • en la consecución de los resultados de aprendizaje del alumnado 
  • en el acceso a las tecnologías desde un principio de equidad

Como explican Moncho Terol y Gonzalo Chavarri en el blog ThinkBig de Telefónica, en la era digital, la tecnología ha propiciado que la educación sea más:

  • Personalizada: con el uso de la inteligencia artificial, Internet de las Cosas (IoT) y la analítica de datos, los educadores pueden conocer mejor lo que los alumnos saben y necesitan, favoreciendo procesos formativos más efectivos y eficientes.
  • Inmersiva: las herramientas de realidad extendida (virtual, aumentada y mixta) crean oportunidades para aprender haciendo.
  • Accesible: es posible acceder a la educación desde cualquier lugar y en todo momento. Esta es una característica distintiva de las propuestas formativas a distancia.

En este contexto es importante tener en cuenta que la transformación digital tiene que estar acompañada de una transformación cultural para lograr sus objetivos. Es decir, la tecnología por sí sola no resuelve problemas, sino que aporta un conjunto de herramientas que, con una estrategia adecuada a cada caso concreto, puede contribuir a lograr objetivos y superar desafíos.

Por otra parte, sumar soluciones tecnológicas a los procesos formativos, tanto en instituciones educativas como en empresas u otras organizaciones, debe ir acompañado de líderes que estén decididos a dar las batallas que sean necesarias para superar los obstáculos propios de una innovación y logren mejoras en toda su propuesta y estructura. Para esto deben formarse de manera continua y desarrollar condiciones de adaptabilidad permanente a los nuevos recursos que la tecnología va incorporando de manera dinámica y veloz.  

En un artículo publicado por la Escuela de Dirección de la Universidad de Piura se sostiene que el impacto de la transformación digital en la innovación educativa ayudará a generar ambientes laborales multigeneracionales, que promuevan la transformación digital en las empresas, con la misma naturalidad con la que se da en las aulas. En esta línea, se nos presentan nuevos desafíos:

  • Desarrollo de competencias y habilidades para adaptarnos rápidamente a los cambios y al dominio de nuevas herramientas tecnológicas;
  • Disponibilidad y seguridad para innovar en el uso de la tecnología;
  • Diseñar experiencias educativas pensadas en los usuarios y sus formas de aprender;
  • No perder el valor social e interactivo del fenómeno educativo.

Seguramente pueden surgir otros tantos, el devenir histórico que vincula la educación y la tecnología los irá presentando unos tras otros. Por eso, conocer e interpretar los nuevos escenarios es clave para avanzar de manera positiva en el proceso de transformación digital en todos sus ámbitos. 

Por Lic. Rocío Orellano, Centro de Innovación Latinoamericano de Tecnología Educativa (CILTE) de e-ABC Learning.

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